¿Qué es el sistema nervioso?

Una mirada somática, poética y científica desde la Librería Somática
Cuando decimos "mi sistema nervioso está mal", ¿a qué nos referimos exactamente? ¿A la ansiedad? ¿Al insomnio? ¿A la sensación de alerta constante? Es común reducir el sistema nervioso a sus momentos de crisis. Pero esta visión es incompleta.
El sistema nervioso no es solo una red de cables que se activan o colapsan. Es un paisaje vivo, fluido, resonante. Es el entramado que nos permite conocer, responder, crear, vincularnos y regularnos. Es una arquitectura sensible que construye nuestra experiencia del mundo y de nosotras mismas.
Hoy te invitamos a recorrer este territorio con nosotras: a comprenderlo desde la fisiología, pero también a sentirlo desde adentro, desde la experiencia.
¿Qué entendemos por "sistema nervioso"?
Desde la biología, el sistema nervioso es una red de millones de neuronas y células gliales organizadas en distintos niveles y ramas. Su función es coordinar, integrar y regular nuestras funciones corporales, cognitivas, emocionales y conductuales. Y para la educación somática, el sistema nervioso también es una portal: una posibilidad de sentirnos, de reorganizarnos, de sanar.
Cuando lo nombramos, es importante saber a qué parte nos referimos. El sistema nervioso tiene varias ramas, cada una con funciones esenciales. Te invitamos a recorrerlas.
Sistema Nervioso Central: el gran integrador
Formado por el cerebro y la médula espinal, el sistema nervioso central (SNC) es el centro de integración y decisión. Allí se organizan nuestras funciones cognitivas, la percepción consciente, la planificación motora, la memoria, el lenguaje, la atención.
Pero también en el SNC residen muchas de nuestras respuestas automáticas: patrones que aprendimos desde la infancia, formas de movernos o de reaccionar que se consolidaron en nuestro desarrollo. Sentir el SNC es sentir la dirección que tiene nuestro pensamiento y nuestro movimiento.
El cerebro no es solo una máquina de pensar. Es una matriz de sensación, interpretación, decisión y posibilidad.
Sistema Nervioso Periférico: la red que nos conecta con el mundo
Este sistema incluye los nervios que salen del SNC hacia el resto del cuerpo. Transportan información sensorial desde la piel, los músculos, los órganos, y llevan instrucciones motoras hacia la acción.
Es la rama que nos permite sentir una caricia, percibir la temperatura, mover los dedos, girar la cabeza, pisar el suelo. Es la red que nos conecta con el entorno, que lleva hacia adentro lo que sentimos y lleva hacia afuera lo que deseamos expresar.
El sistema nervioso periférico nos recuerda que conocer el mundo es también tocarlo.
Sistema Nervioso Autónomo: el equilibrio interno
Compuesto por las ramas simpática y parasimpática, regula nuestras funciones involuntarias: respiración, latidos, digestión, temperatura, secreciones. Es el encargado de equilibrar la acción y el descanso.
Desde la teoría polivagal, comprendemos también su papel en la regulación emocional y relacional. No solo activa o desacelera funciones, también afina nuestra disposición para vincularnos, para protegernos o abrirnos.
El sistema autónomo es el pulso secreto de nuestro ser: siempre decidiendo si es momento de protegernos o de confiar.
Sistema Nervioso Entérico: el cerebro del intestino
Ubicado en el tracto gastrointestinal, el sistema entérico contiene millones de neuronas que regulan el movimiento intestinal, la absorción y la secreción. Es considerado un "segundo cerebro" por su autonomía y complejidad.
Pero también es un centro de percepción visceral. Desde allí sentimos el "nudo en el estómago", la sensación de vacío, de plenitud, de intuición profunda. Su papel en la regulación emocional es esencial.
Sentir la tripa es sentir nuestro instinto vital, nuestra verdad visceral.
Sistema Nervioso Cardíaco: el cerebro del corazón
Investigaciones del HeartMath Institute y estudios neurocardiológicos han demostrado que el corazón posee una red neuronal propia (ICNS) con capacidad de procesamiento, memoria y aprendizaje. Este "pequeño cerebro" modula el ritmo cardiaco, responde al entorno, y se comunica con el cerebro craneal.
El corazón no solo late: percibe, recuerda, regula. En su campo electromagnético se entrelazan las emociones, los vínculos, la coherencia fisiológica.
El corazón piensa con pulsos, siente con ritmo, y comunica con presencia.
El cerebro craneal: percepción, imaginación y conciencia
El cerebro craneal, ubicado dentro del cráneo, es el centro de procesamiento sensorial, cognitivo y simbólico. Desde allí se interpretan los estímulos que llegan del mundo, se organiza el lenguaje, se elaboran decisiones, se construyen narrativas, se anticipa el futuro y se recuerda el pasado.
En la visión somática, el cerebro no es solo racionalidad, sino también espacio para la imaginación, la creatividad, la consciencia de sí, el sentido de propósito.
El cerebro craneal no solo piensa: imagina, conecta, se asombra. Es el lugar donde se abre la consciencia a lo desconocido.
La coherencia entre los tres cerebros
El sistema nervioso funciona como una orquesta: la coherencia entre el cerebro craneal, el corazón y el intestino genera una percepción integrada de la realidad. Cuando estos tres centros están en resonancia, nuestras decisiones se sienten alineadas, nuestras emociones se regulan, nuestra presencia se vuelve clara.
Desde la educación somática, esta coherencia se cultiva a través de prácticas que despiertan la percepción interna, restauran el ritmo, y devuelven a cada centro su sabiduría original.
Cuando la cabeza, el corazón y la tripa se escuchan mutuamente, aparece una verdad encuerpada.
El sistema nervioso como espejo de nuestra realidad
Cada una de estas ramas forma parte de un solo organismo: tu cuerpo, tu historia, tu capacidad de reorganizarte. El sistema nervioso no es algo que "tenemos" sino algo que somos. Es nuestra manera de percibir el tiempo, de sostener el presente, de relacionarnos con el mundo y con lo sagrado.
Encarnar el sistema nervioso es darle espacio a la vitalidad, la creatividad, el deseo, el descanso, la escucha.
No se trata solo de regularnos. Se trata de reconocernos.
Práctica sugerida: "Habita tu sistema nervioso"
- Encuentra una postura de descanso. Recuéstate o siéntate con soporte.
- Lleva la atención a tu corazón. Percibe el ritmo. No lo analices, solo escúchalo.
- Desciende a la tripa. Observa cómo se siente tu centro visceral.
- Siente tu respiración. Sin modificarla, percibe su ritmo, profundidad y lugar.
- Percibe tu cabeza. No los pensamientos, sino la calidad del espacio craneal.
- Escucha la totalidad. Intenta percibir todo el territorio neuronal interconectado, lleno de señales, ritmos, pulsos y respuestas.
No se trata de controlar nada. Solo de volver a casa.
En la Librería Somática creemos que la educación somática no solo nos ayuda a sentirnos mejor. Nos ayuda a recordar quiénes somos. Y en ese recuerdo, reorganizar nuestras posibilidades de habitar el mundo.
El sistema nervioso no es un problema a resolver. Es un portal a cruzar.
"Escuchar a tu sistema nervioso es escuchar la historia que tu cuerpo está dispuesto a reescribir."
María Vélez