Permiso para regalarse una pausa

maría vélez

¿Te ha pasado que el poder tomar un descanso durante el año es un acto casi milagroso e inclusive un acto de rebelión?

ESCENARIO
1. Debes reconocer y admitir que estás cansada.
2. Darte permiso para hacer algo al respecto
3. Tomar acción y decir que te están dando un regalo.

Las pausas son necesarias y deberían ser parte de nuestra estrategia de autocuidado. Pero en este ritmo de vida que tenemos se han convertido en la excepción y no un hábito saludable.

Cuando estamos acostumbradas a vivir en un ritmo acelerado, priorizando las exigencias externas, dejando nuestras necesidades en el último lugar de la lista de cosas por hacer y permitiendo que las expectativas que se tienen sobre nosotras dominen nuestra acción y expresión, estamos sacrificando una parte de nosotras, cediendo el tiempo y espacio que requiere nuestro sistema nervioso para regularse.

Es muy difícil observar de manera objetiva este lugar que le otorgamos a nuestra productividad y socialización inmediata que se convierte en un punto ciego, debido a que esa manera de exisitir nos deja en una respuesta de acción permanente que se convierte en nuestra vibración de base, haciendo que el tono del sistema nervioso esté en alerta constante.



Cuando el sistema nerviosos es expuesto a la naturaleza, estados de acción más lenta, posibilidad de contemplación; ritmos sinuosos rodean la experiencia del ser. Esta exposición a estímulos sensoriales diferentes a la habitual, generan cambios en nosotras; tal vez al principio nos sintamos incómodas, reconociendo una necesidad de acelerar, queriendo “acción”.

Cuando podemos pasar suficiente tiempo en esta “pausa” el sistema nervioso se adapta y encuentra una nueva forma de estar y responder al entorno, es ahí donde nos damos cuenta de la acción interna que esta dominando nuestras respuestas, podemos identificar entonces el otro estado del ser que emerge, ese estado en donde podemos darnos el tiempo de recuperarnos, restaurarnos, regularnos.

Entregarnos y aprender a ceder nuestro peso a la tierra, aprender a sentir apoyo y sostén, nutrir los vínculos con los otros para co-regularnos.

Reconocer la pausa como un momento necesario en nuestra manera de existir, como una fase del proceso de sentir y percibir al mundo para responder e interactuar en él, sentir - percibir -  actuar - creando vínculos nutricios - para volver a sentir y percibir y comentar de nuevo desde un estado del ser sintiendo seguridad, curiosidad, potencia de creación, sintiéndonos amadas y aceptadas, creciendo en congruencia y amor.