Creatividad desde la somática: el cuerpo como origen de lo nuevo
La creatividad no es solo una idea brillante que aparece en la mente.
Es una vibración viva que se gesta en el cuerpo.
Cada respiración, cada micro-movimiento, cada sensación es una corriente de información que el cuerpo traduce en forma, gesto y significado. Cuando nos permitimos habitar ese flujo, la creatividad deja de ser un esfuerzo y se vuelve una consecuencia natural del estar presentes.
“La mente no es algo que posea un cuerpo, sino algo que el cuerpo hace.”
— Mark Johnson, filósofo de la cognición encarnada.
En la Educación Somática, comprendemos que el cuerpo no es solo un vehículo, sino una fuente de conocimiento. Sentir el cuerpo es abrir un canal de percepción hacia lo vivo. Y lo vivo, por naturaleza, es creativo: la vida se renueva a cada instante, se transforma incansablemente, encuentra formas inesperadas de continuar.
La vida crea, nosotras participamos
Observar la vida con atención revela que todo está en movimiento: el agua, la respiración, los pensamientos, los vínculos. En esa danza constante, la creatividad no surge de “inventar algo nuevo” sino de sintonizar con el movimiento de la vida que ya está ocurriendo.
Desde ahí, lo que hacemos, escribimos o compartimos lleva la huella de nuestra experiencia sensible.
La originalidad no se fuerza: se revela cuando hablamos desde nuestro soma, cuando contamos la vida desde el cuerpo que la vive.
Ese punto de vista —íntimo, encarnado, irrepetible— es lo que hace que cada gesto creativo sea único.
“Ser creativos es estar en relación sensible con la vida, con el tiempo vivido desde dentro: el movimiento continuo de la vida que no se mide, se siente.”
— Henri Bergson
Escuchar el cuerpo, encontrar la voz
Escuchar el cuerpo es una práctica de humildad y presencia.
El cuerpo sabe antes de que la mente entienda.
En su lenguaje de sensaciones encontramos dirección, ritmo, textura, imágenes. Desde esa escucha emerge una voz auténtica: no una voz que busca destacar, sino una voz que resuena con la vida que atraviesa.
Cuando cada persona se atreve a expresar su cualidad sensible, se teje una red de creatividad viva.
Nos nutrimos unas de otras, no por repetirnos, sino por reconocer la diferencia como fuente de riqueza.
Así, la creatividad se vuelve un fenómeno colectivo:
una práctica de cuidado, de escucha y de comunión con la vida.
En síntesis
La creatividad somática no busca producir más.
Busca estar más vivas.
Sentir, habitar, moverse con la vida y dejar que, a través de nosotras, encuentre nuevas formas de manifestarse.
Porque cuando el cuerpo se vuelve hogar,
la creación simplemente sucede. En danza, en un gesto, en una nueva manera de ver la vida, de relacionarnos, de articular nuestras ideas.
Y cuando creamos respiramos, nos transformamos, abrimos espacio a lo trascendente.