El Gran ciclo del Ser ¿por qué es importante conocerlo?

diana sánchez
      Siempre que me preguntan ¿Cómo puedo mejorar? ya sea que se trate de una dolencia física, de una habilidad cognitiva o de un proceso creativo, mi respuesta siempre es la misma: entendiendo cómo funciona tu sistema nervioso.
      El sistema nervioso es el especialista en la transmisión, procesamiento y almacenamiento de información. Gracias a que tengo un sistema nervioso puedo percibir los estímulos provenientes de mi mundo interno y del mundo externo y responder a ellos de una manera coherente.
      El sistema nervioso trabaja permanentemente, gestionando un enorme caudal de  información que fluye desde el mundo externo hacia nuestro mundo interno y viceversa.
      El circuito nervioso a través del cual recibimos, procesamos y respondemos a esa información,  es conocido como circuito sensorio-motor o Gran Ciclo del Ser, y de manera sintética podemos explicarlo de la siguiente manera:

 

 

Sensación: Es la información que recogen nuestros sentidos (vista,oído,olfato,tacto,gusto,propiocepción) Esta información puede generarse tanto en el mundo exterior como al interior de nuestro propio cuerpo, y viaja hacia el sistema nervioso central (cerebro y médula) a través de los nervios sensoriales para ser interpretada.

 

Percepción: Es el proceso de interpretación de la información sensorial. Esta interpretación tiene como  base  toda la información que el sistema nervioso posee previamente, es decir, mi historia de vida (quién soy, cuáles son mis experiencias previas, mis expectativas, mis necesidades, mis deseos); por lo tanto, el proceso perceptivo puede variar enormemente entre individuos.

 

Movimiento: Con base en el proceso de percepción, el sistema nervioso prepara una respuesta, y esta respuesta se expresa en movimiento. Y el movimiento en este contexto se entiende en el más amplio sentido de la palabra: movimiento es un cambio de tono en mi músculos, un cambio en el ritmo cardiaco o en la longitud de mi respiración, movimiento es un estornudo, un bostezo, la producción de una hormona, o una sinapsis entre mis neuronas. El pensamiento y la emoción son procesos que implican una gran cantidad de movimiento (nervioso, endocrino, inmunológico, etc.)
Cabe recalcar que la respuesta motora depende completamente de la interpretación que el cerebro hace de los estímulos sensoriales, por lo tanto, no es una respuesta directa al estímulo, si no que está mediada por la percepción. La única excepción son los reflejos, que son respuestas automáticas (y muy veloces) que tienen una finalidad protectora y son tan importantes para la sobrevivencia, que no pasan por el proceso perceptivo, sino que surgen como una respuesta rápida y directa ante un estímulo potencialmente dañino.

 

      Una vez entendido este mecanismo básico, podemos regresar a la pregunta inicial: ¿cómo puedo mejorar cualquier proceso en mi vida? 
      Si quiero sanar, transformar algún patrón de conducta, adquirir una nueva habilidad, estimular mi creatividad, tengo que alimentar el Gran Ciclo del Ser:

 

          Aportando nuevas sensaciones: 
  • Aprendiendo algo nuevo.
  • Exponiéndome a nuevos estímulos (viajando, comiendo algo diferente, escuchando nueva música)
  • Haciendo lo que hago regularmente de manera diferente.
     
         Refinando la escucha sensorial:
  • Pongo atención a las sensaciones al interior de mi cuerpo (mi respiración, el latido de mi corazón, el tono de mis músculos, etc.)
  • Pongo atención a las respuestas de mi cuerpo ante las emociones, pensamientos y experiencias de mi día a día.
  • Me doy espacio para atender a mis necesidades básicas (hambre, sed, fatiga, etc.) 
 
         Me muevo
  • Todos los días procuro darme un espacio para moverme con libertad y placer
  • Desarrollo habilidades de movimiento (baile, deporte, yoga, etc.)
  • Uso el movimiento como un medio de liberación de tensiones y de expresión de mis emociones.
 
Cuando vivimos de manera consciente este Gran Ciclo del Ser,  tenemos acceso a una gran cantidad de información que nos permite  ampliar nuestra capacidad de sentir, de interpretar de manera más amplia y más rica   lo que estamos sintiendo  y de responder con eficacia y creatividad ante los retos del mundo.